martes, 31 de octubre de 2017

La orientación sexual y el trastorno de ansiedad social

Un estudio llevado a cabo por investigadores colombianos en colaboración con la Universidad del Magdalena, Santa Marta (Colombia), revela la relación entre el trastorno de ansiedad social (TAS o fobia social) y las orientaciones sexuales no heterosexuales, en concreto, gais, lesbianas, bisexuales y personas indecisas.



El objetivo de esta investigación fue realizar una revisión sistemática de la asociación de orientación no heterosexual y TAS durante los últimos 20 años (1997-2016). Para ello se revisaron 5 estudios que cumplían todos los criterios de inclusión, llevados a cabo en Holanda y Estados Unidos entre el 2001 y el 2017, con una muestra total de 36.309 personas, hombres y mujeres mayores de 18 años.

Las conclusiones fueron que la incidencia de TAS en gais, lesbianas, bisexuales e indecisos, era significativamente mayor que en personas heterosexuales, sobretodo en hombres.

El fenómeno se explica porque las personas no heterosexuales estigmatizadas afrontan un mayor nivel de los denominados estresores sociales, basados en el complejo estigma-discriminación, que se asocia a dificultades en el control de las emociones, dificultades en las interacciones interpersonales y sociales y procesos cognitivos que incrementan el riesgo de malestar emocional.

Cabe destacar que las personas bisexuales mostraron una incidencia de fobia social superior incluso a las personas homosexuales. Supuestamente, estas personas, a parte de lo anterior, sufren también por la necesidad de decidir entre la heterosexualidad y la homosexualidad, tienen más dificultades en la construcción de una identidad sexual y menos apoyo social de otras personas no heterosexuales.

A diferencia de otros trastornos mentales, el TAS o fobia social, puede desencadenarse por eventos traumáticos, las situaciones de burlas, discriminación (sexual o no) o exclusión social. Por eso se desarrolla en la peligrosa franja de entre los 10 y 20 años de edad.

Tampoco son de extrañar los comportamientos suicidas en aquellas personas no heterosexuales con alta disconformidad con la propia orientación sexual. Sin duda, otra asignatura pendiente de nuestra sociedad.

Podéis consultar el estudio completo pinchando aquí


jueves, 26 de octubre de 2017

Lo que debemos saber sobre las benzodiacepinas

Benditas por unos, proscritas por otros, las benzodiacepinas se nos venden como un fármaco milagroso para la ansiedad. Tiene muchas aplicaciones en el campo de la psiquiatría y la medicina como relajante del sistema nervioso central. Por citar algunos ejemplos, se usan como sedantes, ansiolitícos, relajantes musculares, anticonvulsivos, etc.

Están especialmente indicadas para frenar ataques de pánico y síntomas repentinos de ansiedad, tanto si se toman de forma puntual o regular. Además son de efecto rápido (15 o 20 min). Muchos pacientes con crisis de pánico se sienten más tranquilos con llevar una benzodiacepina en el bolsillo a modo de salvavidas.

Para la ansiedad social se suelen preescribir cuando la sintomatología es muy aguda, en combinación (o no) de antidepresivos.

Sin embargo, no están libres de contraindicaciones. Por citar la más tópica, pueden causar dependencia, sobretodo en aquellas personas con una personalidad adictiva. También pueden causar síndrome de abstinencia al dejar de tomarlas, a dosis un poco altas. Pasa algo parecido al hecho de tomar alcohol para rebajar la ansiedad, que en ciertas personas puede acabar generando una adicción.

Es importante remarcar que las benzodiacepinas no son indicadas para tratar los pensamientos negativos, solamente ayudan con la sintomatología. Por ejemplo no evitarán que sientas miedo anticipatorio al dar una charla en público pero te ayudarán a controlar la ansiedad anticipatoria y la ansiedad en el momento de dar la charla.

Adjunto un excelente vídeo del Dr. Víctor Navarro, médico psiquiatra del Hospital Clínico de Barcelona, en el que explica con mucho detalle todo lo que hay que saber sobre las benzodiacepinas.


miércoles, 25 de octubre de 2017

Diferencias entre fobia social y trastorno de personalidad por evitación



El trastorno de ansiedad social (TAS o fobia social) y el trastorno de personalidad por evitación (TPE), son dos psicopatologías que suelen confundirse y que no tienen límites claros.

Una primera aproximación, a grosso modo, podría ser:

Fobia social: Miedo a sufrir una situación humillante o incómoda al ser observado por los demás. La exposición a la situación fóbica provoca una respuesta automática de ansiedad e incluso se puede llegar a una crisis de pánico. Puede ser de carácter más general cuando el miedo aparece ante todas las situaciones sociales o específica de algunas situaciones concretas (por ejemplo a la hora de hablar en público).

TPE: Miedo a ser criticado o rechazado en las relaciones personales que conlleva una tendencia al retraimiento social. La persona tiene dificultad en confiar en los demás excepto con unas pocas personas muy seleccionadas. Suelen sentirse inválidos, poco capaces y baja autoestima.

Aspectos comunes del TAS y del TPE:

  • En ambos casos hay una conducta de evitación de las situaciones temidas.
  • El miedo a ser evaluado, al ridículo y a ser el centro de atención.
  • Los síntomas de la ansiedad pueden ser los mismos (temblores, sudoración, rubor facial, temblor de voz, timidez...)
  • Pueden desarrollar cuadros con mucha ansiedad, depresión y aislamiento.
  • Se tratan con terapia psicológica individual y grupal.

Aspectos diferenciales del TAS y del TPE:


TPE
TAS o fobia social
se siente inválido e incapacitado para hacer determinadas cosas mostrando una baja autoestima
normalmente se siente válido pero el miedo le impide hacer determinadas cosas con normalidad
Se basa principalmente en el miedo al rechazo
Se basa en el miedo al ridículo
vive en hiperalerta, siempre en guardia cuando pasa por la calle, entra a un establecimiento o se auto-observa mientras habla con otra persona.
Sólo se muestra alerta en las situaciones temidas. Puede relacionarse con normalidad en las restantes situaciones cotidianas.
Tendencia al aislamiento y a tener pocos amigos y muy seleccionados.
Puede ser sociable y relacionarse con normalidad.
Suelen ser personas de apariencia nerviosa, temerosa, tímida y condescendiente. Evitan el conflicto. Están pendientes de las necesidades o deseos del otro.
Fuera de la situación fóbica pueden aparentar normalidad, asertividad y seguridad.

Aparece durante la infancia o en la primera adolescencia.
Aparece en la adolescencia o durante la adultez. Puede aparecer después de una experiencia vivida como humillante.
Al ser un trastorno de la personalidad es difícil de superar y no responde a ninguna medicación.
Responde bien a algunos fármacos y es de más fácil tratamiento.

lunes, 23 de octubre de 2017

Terapia de aceptación y compromiso (ACT)

Entre las llamadas terapias de tercera ola, evolucionadas del enfoque cognito-conductual, destaca la llamada terapia de Aceptación y compromiso (ACT) y viene a romper la visión clásica de la relación entre el paciente y su problema.


El planteamiento básico es que los intentos del paciente para controlar su problema (por ejemplo las estrategias utilizadas para evitar la ansiedad social) son precisamente el problema en sí. Todo el sufrimiento viene de la "evitación experiencial", es decir, evitar contactar con los sentimientos, pensamientos, emociones o situaciones que evoquen el miedo. El paciente suele posponer sus valores y sus objetivos en la vida porqué se siente incapacitado.

La ACT plantea precisamente aceptar esos pensamientos, sentimientos o emociones que se intentan evitar aprendiendo a vivir en el presente, y por ende, el sujeto deberá lidiar con los compromisos que le dificultan la vida que quiere llevar. Es una re-conexión con los propios valores vitales. A ésta capacidad de abrazar a tus miedos se le denomina flexibilidad psicológica.

Digamos que la terapia cognitivo-conductual clásica busca la habituación a los síntomas, es decir, exponerse al miedo para acostumbrarse a él hasta que desaparezca. A diferencia de eso, la ACT se basa en aceptar los estímulos temidos sin resistirse, aunque la habituación o la extinción de los mismos se acaban por dar también. En lugar de intentar controlar los síntomas se enseñará a aceptarlos.

El paciente mediante el lenguaje y el entrenamiento guiado por el terapeuta, consigue adquirir un compromiso para poder vivir según sus convicciones con libertad, sin estar condicionado por el miedo.

En los ensayos clínicos la ACT está consiguiendo grandes resultados para tratar adicciones, ansiedad, depresión, acoso laboral, dolor crónico, etc., superando a la terapia cognitivo-conductual. Eso la convierte en una terapia muy interesante para los trastornos de ansiedad social.

martes, 17 de octubre de 2017

Pasar a la acción para desconectar

Muchas veces nos quedamos anclados en una fase de rumiación, el llamado círculo vicioso de pensamientos reiterativos que nos generan estrés y ansiedad. Nuestra mente quiere solucionar un problema pero no puede y se genera un estado de malestar que no permite que fluyan las ideas creativas.

Cuando nuestro cerebro comienza a generar especulaciones de acontecimientos pasados o futuros ("debí decir esto o hacer aquello", "podría cambiar mi trabajo", "mi vida sería mejor si...", etc.) la mente funciona como un simulador de realidad. Pero paradójicamente nos desconecta de la misma. Si no aprendemos a poner límites al simulador podemos llegar a pasar la mayor parte del tiempo totalmente desconectados del momento presente. Y así pasan los días.....y los años.

El deporte va muy bien para combatir la rumiación, puesto que se generan endorfinas y se estimula la creatividad, aliados poderosos para encontrar nuevas soluciones a nuestros problemas. No obstante, lo determinante es pasar a la acción.


El caso concreto de la fobia social

Es muy normal ver personas bloqueadas que no pasan a la acción. En psicoterapia es muy importante si tu conducta es activa o pasiva frente al problema. La acción te conecta con el aquí y el ahora, y consigue que no pases tanto tiempo en el plano mental, generando estados de estrés y ansiedad.

Anticipar lo que pasará es un mecanismo de defensa. Nos prepara para las posibles adversidades. Sin embargo la realidad es impredecible y siempre nos sorprende. En general nos damos cuenta que nuestras predicciones suelen ser exageradas y sueles ver peligros donde no los hay.
Resulta muy positivo atreverse a aceptar la incertidumbre aunque de miedo. No ser tan calculador, es decir, no perder tanto tiempo valorando tus acciones. Recuerda que una de las anclas que tiene la fobia social es que vives un autoengaño y evitas pasar a la acción "por si acaso" se cumplen las predicciones catastróficas del futuro.

Es mejor hacerlo mal que no hacerlo

Nunca tenemos la convicción de que estamos preparados para hacer un cambio en nuestra vida. El miedo se encarga de recordarte que en casa estarás más seguro. Pero la mejora aparece en el primer momento que decides hacer pequeñas cosas. Es importante no exigirse hacer las cosas perfectas, equivocarse es parte del proceso de aprendizaje. Un pequeño paso ya genera una actitud activa. Contactar con una persona que tiene el mismo problema que tu y charlar sobre ello, o consultar con un terapeuta, serian ejemplos de pequeños grandes pasos. Son una manera de decirte que el cambio depende de ti y dejar de sentirte una víctima de las circunstancias incapaz de hacer nada al respecto. Moverse es la clave.

domingo, 15 de octubre de 2017

6 tips para superar el miedo a una entrevista de trabajo

Sufridas por todo el mundo pero en especial por los fobicosociales, las entrevistas de trabajo pueden ser un obstáculo difícil de sortear para mucha gente. Yo lo he sufrido en mis carnes en varias ocasiones, sé lo que me digo. Fundamentalmente se ponen en juego dos factores esenciales: "ser el centro de atención" y "sentirse atrapado, sin poder escapar". Ciertamente, uno o varios extraños van a observarte, evaluarte, valorarte... mientras tú tendrás que manejar el miedo para poder concentrarte en la entrevista.




Te ofrezco 6 TIPS que te pueden ayudar, por lo menos, a mi me han ayudado a rebajar la ansiedad.

1. Cuida el discurso interior

Es muy importante que los días anteriores, los momentos anteriores y sobretodo durante la entrevista, cuando te invadan los pensamientos automáticos absolutos o negativos del estilo seguro que me irá mal, es imposible..., nunca me voy a recuperar si me sale mal, y si tengo un ataque de pánico... Rebátelos acto seguido con expresiones en positivo del estilo ¿Por qué me tiene que ir mal? A lo mejor me va muy bien, he vivido situaciones parecidas y nunca me ha pasado nada, lo estoy haciendo bien y en cuanto acabe lo voy a celebrar... mensajes que no retroalimentan el miedo. Se trata de evitar el pensamiento negativo en bucle que te lleva al pánico.

2.  Ser humilde

Aparentar ser otra persona genera ansiedad. Es mejor aceptar y reconocer que estás nervioso que intentar disimularlo. Son emociones muy humanas que los entrevistadores conocen bien. Ser honesto te conecta con tus interlocutores y facilita que te concentres en la entrevista.

3. Tirarse a la piscina

El miedo es un fantasma que en cuanto le miras a la cara se desvanece (Giorgio Nardone). Hacer un acto de valentía (a la hora de entrar, por ejemplo) va muy bien porque desafías al miedo y es el primer paso para darse cuenta de la realidad: Lo que temes está sólo en tu mente. No es real.
Va muy bien repetirse un mantra personal del estilo "al carajo!" (yo utilizo expresiones bastante más potentes, eso ya cada uno...). Sobretodo nunca evites ir a la entrevista, es mejor ir incluso pensando que vas a sufrir un ataque de pánico. La evitación te lleva a incrementar la sensación de fracaso y te estas diciendo a ti mismo que eres incapaz de hacerlo.  En ese caso la próxima entrevista será mucho peor.

4. La realidad siempre es mas "cutre".

Eso decía siempre un psicólogo amigo mio...Ten en cuenta que nuestra mente tiende a imaginar las situaciones como más peligrosas de lo que son en realidad. Cuando visualizas la entrevista futura ves algo así como si te juzgara Inquisición española o ves que llegarás a hacer el ridículo más espantoso. Recuerda que las cosas siempre son mejores de como las habías imaginado y que te encontrarás personas humanas también imperfectas, comprensivas.

5. Practica en casa

Practica las respuestas que suelen preguntar hablándole a tu pareja, a tu gato a tus cojines... Verás como después es mucho mas fácil hacerlo en la entrevista.

6. El peor escenario.

Incluso si te pones en lo peor ¿Qué puede pasar? Los nervios te han condicionado, no has conseguido el trabajo... Bueno, no es el fin del mundo. La próxima vez seguro que te saldrá mejor. El miedo a hacer entrevistas se pierde haciendo entrevistas. Puedes plantearte la entrevista como una práctica, seguro que te sorprendes del resultado.



sábado, 7 de octubre de 2017

Enfoque transdiagnóstico para la fobia social

¿Qué es el transdiagnóstico y qué utilidad tiene para la fobia social?


El transdiagnóstico es una innovadora manera de tratar los trastornos mentales. Se parte de la tasa de cormobilidad que hay entre los problemas emocionales, en otros términos, las estrategias comunes que tienen diferentes trastornos de ansiedad o depresivos. Para decirlo más sencillo, es muy frecuente que un paciente con un trastorno de ansiedad (como puede ser la fobia social) tenga además otros trastornos más secundarios como la depresión, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno alimentario, etc. Hasta un 55% de los pacientes con un TE (trastorno emocional) presentan cormobilidad con otros TE's.

Mientras el enfoque clásico trataría el trastorno principal y luego, si se requiere, los derivados, el enfoque transdiagnóstico se centra en los aspectos comunes de todas las afectaciones del paciente. Por ejemplo, se analizan estrategias disfuncionales como la rumiación, la evitación, el perfeccionismo, la hipervigilancia o la atención excesiva, sin importar si son producidas por varios trastornos emocionales diferentes o por uno sólo.

Mientras que el enfoque clásico se focaliza en las diferencias para limitar el diagnóstico, el transdiagnóstico lo hace en los aspectos nucleares comunes.


A nivel terapéutico se consigue una mirada más integral del sujeto, teniendo en cuenta todas las variables que influyen en su malestar y tener una idea más personalizada del caso concreto. Después cada terapeuta aplica su método, no es incompatible con una terapia cognitivo-conductual, por ejemplo. La única diferencia es que el terapeuta no tratará directamente la fobia social sino aquellas disfunciones que generan la fobia social y al mismo tiempo generan otras posibles o potenciales psicopatologías.

¿Qué se consigue con ello?


Se mejora el diagnóstico individual y se aprecia una mejor comprensión de los factores etiológicos, es decir, de las causas. Por tanto, permite hacer programas de tratamiento más específicos para cada paciente y tratamientos más cortos.
También se incide en que este enfoque favorece la prevención de nuevos trastornos.

Podéis consultar un interesante estudio de Amparo Belloch de la Universidad de Valencia aquí

También podéis consultar el Protocolo Unificado de intervención de transdiagnóstico propuesto por Barlow en ésta web