domingo, 22 de enero de 2017

Miedo a expresar emociones



Muchas personas con fobia social comparten el miedo a expresar emociones. El miedo a que los demás te juzguen comporta una obsesión por mantener las formas hasta tal punto, que en una conversación estás constantemente observándote a ti mismo. 

La estrategia de seguridad más común es la de ser poco expresivo, mostrándote como una persona tímida y reservada. Por ejemplo, una persona que se sonroja con facilidad, tenderá a no dar mucho su opinión, no hablar demasiado, no ser espontáneo, no hacer bromas y evitar situaciones muy emotivas en la que se pueda sentir violentado. De la misma manera, una persona tímida, tenderá a no llamar mucho la atención, a evitar saludar, reírse, abrazar, dar besos u otros tipos de contacto físico. Sobretodo a no ser el centro de atención.

Estas conductas de seguridad revelan el miedo a hacer el ridículo, parecer extraño, parecer estúpido, miedo a que vean que te sientes incómodo o ansioso, a sonrojarse, a bloquearte, a tartamudear... un sinfín de síntomas típicos de la fobia social.

No obstante, como siempre digo, mantener estas estrategias sólo te lleva a encerrarte más y más en tu caparazón. Por tanto, hay que hacer un esfuerzo por romper estos hábitos. Por ejemplo podemos probar estos recursos:

1. Identificar estas estrategias. Por ejemplo, "no he ido a la maquina del café porqué había un compañero del trabajo, evitando así tener que conversar con él".

2. Ponerse a prueba. Por ejemplo: "Cuando vea a un compañero ir a la maquina del café coincidiré con él y mantendré una pequeña conversación" o "si se me ocurre un comentario gracioso lo voy a decir". Debes empezar por cosas muy sencillas e ir subiendo el nivel progresivamente. Concéntrate en lo que te dicen y no en ti mismo. Escucha de verdad y no pongas el foco de la conversación en lo que estas diciendo tu.

3. Detener las conversaciones interiores del tipo "no le tendría que haber dicho..." o "debe pensar que soy tonto..." o "no le debería haber dado dos besos". Simplemente di STOP y piensa en otra cosa.

El objetivo del entrenamiento es llegar a tener conversaciones naturales y espontaneas. 

domingo, 8 de enero de 2017

El mito de controlar la respiración en un ataque de pánico

La escuela de pensamiento de Giorgio Nardone, psicólogo italiano creador de la Terapia Breve Estratégica, ha puesto de manifiesto la importancia de NO intentar controlar los síntomas de una ataque de pánico. En contra de lo que muchos terapeutas cognitivo-conductuales nos han enseñado siempre, intentar controlar la respiración haciendo respiraciones profundas para relajarse, produce el efecto contrario. Lo mismo ocurre con cualquier estrategia para controlar el miedo. Según Nardone, el intento de mantener el control (de los síntomas del pánico) provoca la pérdida del control. Al poner el foco de la atención sobre los síntomas, los amplificamos.

Nos ponen de ejemplo que cuando intentamos controlar las pulsaciones, éstas se alteran, por tanto para que el corazón funcione con normalidad uno debe de dejar de pensar en él.



Ya he comentado en otros posts que la mejor manera de postularse frente al miedo, es con una actitud de desafio, como si no te importaran las consecuencias del mismo. Aunque parezca una paradoja (¿cómo no te puede importar aquello a lo que le tienes miedo?), se observa que cuanto más te preocupas más miedo tienes y más síntomas sientes. Por lo contrario, cuanto más dejas de pensar en el miedo, éste va desapareciendo. No se trata solamente de "pensar en otra cosa" sino de adoptar una actitud de aceptación y de no-lucha. Dejarse invadir por los síntomas sin resistirse y dejarse de preocupar por lo que pueda pasar o lo que puedan pensar los demás.




Para poner un ejemplo, a modo de resumen: Estás a punto de salir a dar una charla en público y sientes como te invaden los síntomas del pánico. Empiezas a temer que vas a sufrir un ataque y quieres huir de la escena. Si intentas controlar la respiración (o aplicar otros ejercicios de relajación) entrarás en una lucha desesperada para acabar con los síntomas que te provocará aún más miedo a no conseguirlo. En cambio te puedes decir cosas como "solo es mi cuerpo sintiendo miedo, no me puede pasar nada malo" o "No me importa nada lo que piensen los demás de mi" o "Ya estoy cansado de huir, voy a experimentar lo que pueda pasar sin importar las consecuencias", dejarás de luchar y te relajarás.