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Siempre se ha dicho que cuando uno mismo no está bien, difícilmente puede tener una relación sana con su pareja. En el caso del trastorno de ansiedad social (TAS), los estudios parece que confirman la norma.
Aunque cada caso es distinto, se pueden observar algunas conductas que las personas con TAS pueden desarrollar de manera inconsciente como consecuencia de la baja autoestima:
Dependencia del otro, sensación de incapacidad y falta de autonomía. Uno puede requerir a su pareja para que la ayude, acompañe o participe en sus cosas más de lo necesario. La pareja puede convertirse en una muleta sin la que no se sabe caminar. Hay parejas que no pueden hacer nada separados, pero por muy unidos que puedan parecer, dependencia no es amor. La pareja se convierte en una herramienta para tus propósitos, un salvavidas, es una mirada egocéntrica. A la pareja se le añaden obligaciones que debe cumplir, con chantaje emocional incluido ("debes acompañarme porqué podría sufrir un ataque de pánico si voy solo..."), provocando sentimiento de culpa si no son correspondidas. La fobia social requiere lo contrario, es decir, uno mejora cuando adquiere más autonomía y hace las cosas por su cuenta. La dependencia lo empeora, dado que se dice a uno mismo que no es capaz de hacer las cosas sin ayuda.
Miedo al rechazo, a quedarse solo, a tener celos o a no soportar las críticas. Cuando tu pareja cuestiona alguna cosa de ti que puedas interpretar como una debilidad tuya lo puedes percibir como un ataque y responder de forma poco asertiva o incluso violenta. Sería más correcto aprender a recibir críticas de forma objetiva ya que no somos perfectos. Pensar que no admitir culpas nos hace parecer perfectos se trata de un auto-engaño, ya que hacemos recaer las culpas a los demás, no sólo a la pareja, generando sentimientos de culpa, discusiones, rencores,...
Miedo a la intimidad. Puede ser que nos construyamos una coraza emocional a la hora de compartir intimidades. Nuestra pareja podría no entender algunas conductas como que no compartas sentimientos, ocultar complejos físicos, miedo a las relaciones sexuales, etc. Eso produce respuestas de huida o evitación de ciertas situaciones, con excusas o mentiras. Lo básico es que se establezca un buena comunicación. Abrirse y reconocer lo que sucede es una buena parte del camino hacia una mejor autoestima.
¡Cuidado con las discusiones! Un estudio reveló que la ansiedad social estaba asociada a ser más crítico con la pareja. Una persona con fobia social puede ser muy exigente consigo mismo (tanto que le produce miedo fallar ante los demás) y exigir de la misma manera a tu pareja de forma inconsciente. Cuando se discute hay que pensar porqué realmente estamos enfadados y muchas veces veremos que no hay ningún motivo real para estarlo, solamente nos hemos dejado arrastrar por una ilusión de que las cosas y las personas deben ser perfectas.
Por la complejidad intrínseca de las relaciones de pareja vale la pena ir entrenando una mirada objetiva. Auto-analizarse. Intentar así que nuestros miedos se hagan conscientes poco a poco y compartirlos, poner las cartas sobre la mesa. El objetivo debería ser poder relacionarnos de manera asertiva, sin indirectas, y escuchar al otro sin juzgar. Todo un reto.
Referencias:
Criticism in the Romantic Relationships of Individuals With Social Anxiety.
Social Anxiety and Social Support in Romantic Relationships.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28390497