jueves, 24 de agosto de 2017

Fobia social y testosterona


Durante mucho tiempo se ha mantenido al margen la influencia de los niveles de testosterona del tratamiento de la fobia social. La hormona sexual masculina (aunque también presente en la mujeres) tiene funciones tan importantes como el incremento de la masa muscular y de la masa osea, pero se sabe que juega un papel importante en el bienestar emocional. Una tasa baja de testosterona puede estar relacionada con un incremento del estrés y de la ansiedad.

Bien, pues ahora, un estudio ha probado que el tratamiento con testosterona ha mejorado la respuesta ante el trastorno de ansiedad social. En concreto, la administración de un tratamiento con testosterona en un grupo de mujeres, ha conseguido que miren más fijamente a los ojos de una persona que tenían delante que el otro grupo al que se le administró un placebo. Es decir, la testosterona les aportó más autoestima a la hora de relacionarse.

El problema de un tratamiento continuado con testosterona es que tiene peligrosos efectos secundarios para la salud, sobretodo para los hombres. No obstante, se baraja la posibilidad de poder usar un tratamiento hormonal durante una terapia de exposición.

Yo siempre he observado que (en general) las personas con niveles altos de testosterona se suelen mostrar seguras de sí mismas, por la misma regla de tres que la gente alta y la gente atractiva tienen unos sueldos un 20% o un 30% superiores del promedio. Ventajas biológicas que les dieron esa seguridad durante la adolescencia y niñez.

Aunque faltan más estudios que arrojen luz sobre estas cuestiones, seguro que podemos recomendar a la gente con fobia social subir la testosterona de forma natural, en esencia, haciendo ejercicio (sobretodo levantando pesas), no abusar del alcohol y alimentándose de forma saludable. Se ganará en autoestima y bienestar.